Bálsamo del samaritano, elixir de larga vida, cerveza frailuna, ratafía conventual de nueces verdes son denominaciones y títulos sugerentes que provienen de otro tiempo, y que sonaron en Sevilla durante la presentación de Pócimas de Capuchino. Hierbas y recetas conventuales. El acto se realizó con la colaboración de la Asociación Pro Restauración Capilla de San José, de la librería Anatma y de Azeta Distribuciones. Durante su estancia en Sevilla, fray Valentí Serra de Manresa quiso remarcar el papel de la tradición capuchina en la recopilación y difusión de la terapéutica popular y la farmacopea tradicional.
Los frailes, rivales de los boticarios
En “A vivir que son dos días”, programa dirigido en Sevilla por Sonsoles Ferrín, fray Valentí Serra destacó la labor que frailes y monjes, ya desde la época medieval, desarrollaron como “boticarios, incluso rivalizando en la Edad Media, con aquellos que regentaban las boticas”. El fraile franciscano explicó cómo los gremios pidieron que se legislara “para que en los conventos no se pudieran dar medicinas a los seglares”.
Las plantas, el tesoro de los pobres
En “Aquí estamos”, de Canal Sur Radio, dirigido por Rafa Cremades, el autor de Pócimas de Capuchino evocó el papel de los frailes capuchinos como “instructores de los estamentos populares en el saber percibir y descubrir los principios activos que tienen las plantas”. La tradición capuchina ha llamado a las plantas “el tesoro de los pobres”, recuerda Fray Valentí Serra. Y añade: “Tenemos un acceso libre a las plantas, pero debemos saber identificarlas, observarlas; conocer sus principios activos para que las apliquemos en favor de nuestra salud.”
El elixir de la larga vida
El fraile franciscano quiso centrarse en plantas y hierbas que abundan en Andalucía, como el lentisco (Pistacia lentiscus). “Fue uno de los primeros arbustos que usó el hombre primitivo. De esta planta sacaba una especie de aceite para aderezar las primeras verduras y frutos recolectados. El lentisco fue muy apreciado por los egipcios. De ella extraían la almáciga, una resina que se utilizaba para hacer mezclas con la mirra y otros productos para momificar los cadáveres”.
“¿Existe el elixir de la larga vida?”, le preguntó Rafa Cremades. “Yo he recogido una fórmula antigua que elaboraron los capuchinos del convento de Santa Madrona, que estaba en el centro de Barcelona, donde ahora esta la Plaza Real. Les dio mucha fama. ¡Pero tenemos fecha de caducidad!”, bromeó Fray Valentí. El autor de Pócimas de capuchino explicó que toma regularmente hierbas. “Ahora, por ejemplo, para preparar la protección bronquial y para resistir el invierno, tomo serpol (Thymus serpylllum), un tomillo de alta montaña que tiene unos principios muy fuertes. Su efecto es tónico y anticatarral”.
La cerveza frailuna
La cerveza, como tantos otros alcoholes, se inventó en los monasterios. “La cerveza se servía a modo de sopa caliente para obsequiar a los pobres y pelegrinos. Ayudaba a matar las infecciones intestinales. Ahora se hace con lúpulo, pero antiguamente se elaboraba con arrayán y mejorana. La cerveza, si se toma con moderación, ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares i a eliminar el colesterol”, comentó fray Valentí Serra.
“De la felicidad, el dolor y otras hierbas”
César Rufino (@Expediente1965), jefe de cultura de El Correo de Andalucía, quiso destacar en su artículo “De la felicidad, el dolor y otras hierbas”, el valor del recetario por su carácter “rebelde”. “Es una aproximación a todo lo que la globalización está arrasando en su política de tierra quemada. Cuando fray Valentí Serra habla de “las hierbas santas”… hay también un posicionamiento crítico ante la forma actual de entender y gestionar la vida”.